De un tiempo a esta parte, algo importante se está cociendo en Internet. Los expertos lo han bautizado como la Web semántica o también la Web 3.0. Hay muchas esperanzas depositadas para que sea un avance que nos facilite más todavía el quehacer diario.
La evolución empezó con el cambio de siglo, lo que se llamó la web social o Web 2.0. En poco tiempo, pasamos de páginas webs creadas por expertos con contenidos estáticos a ser nosotros, los usuarios, los creadores de contenido y darle valor. Muchos ya conocen y usan servicios web 2.0; por ejemplo los blogs, los podcasts, los sistemas de RSS (sindicación), las wikis. Ya nos son familiares sitios y empresas que utilizan la Web 2.0 como Wikipedia, del.icio.us, Flickr, MySpace o YouTube. Nuestra información es valiosa para otros usuarios y el volumen de información crece. Es la inteligencia colectiva. Los expertos lo saben y cada vez le prestan más atención.
Pero, ¿Se puede hacer algo más? Pues sí. Podemos clasificar los contenidos. Algunos navegadores ya lo permiten. Hasta ahora los buscadores sirven lo que les pidas pero no saben lo que contiene el documento. Necesitamos dotar de inteligencia a las máquinas, de tal forma que la máquinas podrán "entender" qué es exactamente lo que buscamos y en qué forma lo queremos (texto, audio, video). Por ejemplo, Google ahora realiza complejos algoritmos en supercomputadores para encontrar lo que buscamos. Pero la mayoría de las veces nos da demasiados resultados y pocos nos sirven.
La Web semántica es la evolución, es un cambio de actitud y se ha venido a llamar Web 3.0. Y lo mejor es que ya tenemos las tecnologías con herramientas como XML (lenguaje de marcado extendido), microformatos (anotaciones con significado en las paginas HTML), o agentes de búsqueda. Para elaborar la Web semántica se han ideado varias soluciones.
Una estrategia consiste en ir etiquetando debidamente las webs. Así se podrán interconectar máquinas con máquinas y ofreciendo resultados de búsquedas más precisos. Se mejora la accesibilidad de la información, pero obliga a re-anotar toda la web. Otros investigadores toman un camino diferente. Su solución es mejorar los agentes de búsqueda. Hoy las páginas web ya tienen algo de información semántica (autor, titulo, palabras clave), y se investiga para que los agentes las entiendan tal como los humanos. No hacen páginas más fáciles de leer, sino agentes más inteligentes.
Aplicaciones de la Web 3.0 que ya se pueden probar son los buscadores semánticos. Un buscador semántico realiza el rastreo atendiendo al significado del grupo de palabras que escribes, y no basándose en etiquetas. Es un buscador inteligente. Ejemplos hay muchos: Powerset (buscador web semántico de la Wikipedia), o Wikia (buscador de wikis), Swotti (buscador de opiniones sobre productos), Retrievr (original buscador de imágenes en Flickr usando una pantallita o subiendo una foto que sirva de modelo). Hay disponible una Lista de buscadores semánticos.
Pero el camino todavía no ha terminado. Hay importantes desafíos, algunos visibles. Ya estamos viendo nuevas extensiones, entre otros, la web 3D o la web omnipresente. En definitiva, se trata de ir más allá de la Web 3.0 con aplicaciones web conectándose a otras, para mejorar la experiencia de las personas, lo que añade un estado de conciencia de a la Web, le proporciona autonomía y da inteligencia; ¿estamos preparados para la evolución?
Joaquín Martínez Pérez
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